Nuestra Farmacia

Más de una década ofreciendo servicios farmacéuticos en el entorno rural

Mi nombre es Raquel Ávila y soy titular de una farmacia rural ubicada en El Cubillo de Uceda, un pequeño y encantador pueblo de Guadalajara. Hace más de una década, mi familia y yo tomamos la decisión de dejar atrás la vida en Madrid, para buscar una mayor calidad de vida en el entorno rural. Fue una decisión llena de retos, pero también de ilusión, ya que queríamos construir un futuro más tranquilo y estable, tanto en lo personal como en lo profesional.

Mi trabajo como farmacéutica rural ha sido clave para fortalecer nuestra integración en el pueblo. La farmacia no es solo un lugar donde se dispensan medicamentos; en un entorno rural, se convierte en un espacio esencial para la salud y el bienestar de la comunidad. Desde que tomé las riendas de este proyecto, trabajé con dedicación para ampliar los servicios que ofrecemos, logrando atender no solo a los vecinos del pueblo, sino también a los habitantes de otras localidades cercanas que no cuentan con acceso directo a servicios farmacéuticos.

Nuestro compromiso ha sido garantizar una atención personalizada y cercana, adaptada a las necesidades específicas del entorno rural. Además de ofrecer productos y asesoramiento en salud, hemos implementado servicios como la preparación de la medicación semanal, SPD o la entrega de productos farmacéuticos a domicilio para personas mayores o con movilidad reducida y hemos establecido colaboraciones con otros profesionales de la salud para reforzar el cuidado integral de los pacientes. Todo esto ha permitido que nuestra farmacia se convierta en un recurso esencial para la región.

A nivel personal, vivir y trabajar en este entorno ha sido una experiencia transformadora. Hemos aprendido a valorar las cosas pequeñas: las conversaciones con los vecinos, el tiempo en familia y el contacto con la naturaleza. Mi familia ha crecido aquí, y este pueblo nos ha brindado no solo tranquilidad, sino también un fuerte sentido de pertenencia. Mis hijos han crecido jugando en las calles del pueblo, rodeados de una comunidad que cuida de ellos como si fueran propios. La vida en el mundo rural tiene sus retos, como la necesidad de adaptarse a la falta de ciertos servicios o recursos que se dan por sentados en las ciudades, pero también está llena de recompensas. Cada día me siento más agradecida de poder contribuir al bienestar de esta comunidad a través de mi trabajo y de poder criar a mi familia en un entorno que fomenta los valores de solidaridad, respeto y convivencia.

Mi compromiso con este pueblo y con la labor farmacéutica rural sigue siendo firme. Espero que, con el paso del tiempo, podamos continuar ofreciendo un servicio de calidad que marque la diferencia en la vida de quienes viven aquí. Este lugar nos ha dado mucho, y estoy convencido de que nuestra decisión de asentarnos en El Cubillo de Uceda ha sido la mejor que podríamos haber tomado.

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